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asignatura antropología social y cultural

Asignatura del grado en antropología social y cultural

ANTROPOLOGÍA DE LA DANZA Y DE LA MÚSICA

Código Asignatura: 70024203

NOMBRE DE LA ASIGNATURA
ANTROPOLOGÍA DE LA DANZA Y DE LA MÚSICA
CÓDIGO
70024203
CURSO ACADÉMICO
2024/2025
DEPARTAMENTO
ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL
TÍTULO EN QUE SE IMPARTE
GRADO EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL
CURSO
CUARTO CURSO
SEMESTRE 1
OPTATIVAS
Nº ECTS
5
HORAS
125
IDIOMAS EN QUE SE IMPARTE
CASTELLANO

Antropología de la Danza y la Música es una asignatura cuatrimestral optativa de 5 ECTs del Grado en Antropología Social y Cultural (Facultad de Filosofía), y se inscribe en la materia IX (formación optativa) del plan de estudios de dicho Grado. En cuanto a sus contenidos, se vincula a la materia VI, “ámbitos temáticos de la antropología”. La asignatura ofrece una introducción a los estudios sobre danza y música desde una perspectiva antropológica. Incluye una panorámica de estos dos campos puestos en relación, junto con herramientas conceptuales y materiales etnográficos. Sus objetivos son: (1) presentar el estudio de la danza y la música como cultura, (2) situarlas en perspectiva comparada a partir de conceptos de la antropología simbólica, (3) integrar el tratamiento conjunto de esos dos campos, (4) estimular el reconocimiento de la diversidad de tradiciones musicales y dancísticas.

Las danzas y músicas de las diversas sociedades humanas han sido observadas desde la perspectiva de la antropología como actividades simbólicas de extraordinaria importancia en la sociedad. La antropología de la danza surge en el seno de la propia antropología social y cultural desde sus inicios, y fue un objeto de gran interés para autores y autoras clásicos como Franz Boas, Evans Pritchard o Margaret Mead. En un primer momento se destacó su capacidad para integrar a la sociedad, crear cohesión y sentimiento de pertenencia. Posteriormente, en la literatura de la antropología de la danza, los bailes han sido considerados en sus múltiples dimensiones, por ejemplo, como repositorios de conocimiento fundamentales (Daniel 2002, Kaeppler 1999), herramientas políticas tanto para generar sumisión como para expresar y fomentar la desobediencia y la rebelión (Browning 1995, Giurchescu 2001, Quintero 2009), formas de organización social y de expresión de nuevas formas de estructuración (Grau 1998, Mitchell 1956, Buckland 2011), o formas de comunicación y generación de consenso y disenso que van más allá de lo verbal y de lo verbalizable (Hanna 1979). Para algunos autores clásicos, la música y la danza se pueden considerar incluso la base misma de la sociedad (Blacking 1975). Allan P. Merriam afirmó, en este sentido, que una de las funciones básicas de la música y el baile es promover la integración de la sociedad (Merriam 1963). La etnocoreología, por su parte, surge en países del este de Europa como Hungría, Rumanía, Polonia, fundamentalmente en los años 30 y 40, como una sofisticación de los florecientes estudios del folclore de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Aunque durante la Guerra Fría y la época posterior entra en contacto con la antropología de la danza y se influyen mutuamente, en un primer momento su modelo a emular será el de la etnomusicología.

La etnomusicología ha tenido como objeto la diversidad de las culturas musicales, y su misión tradicional ha sido la de situar dicha diversidad en su contexto sociocultural. Es éste un campo de estudio considerablemente interdisciplinar, donde a lo largo de su desarrollo concurrieron investigadores procedentes de la antropología, la musicología y otras ciencias interesadas en la vida social de la música, como la lingüística, la sociología y la historia. Aunque el corpus principal de trabajo de los etnomusicólogos se haya concentrado de hecho en músicas etiquetadas como “tradicionales”, “populares” o de tradición “no occidental”, propiamente hablando los etnomusicólogos no se ocupan de un tipo particular de música (Merriam, 1977; Nettl, 1992). El marchamo distintivo de su trabajo reside, más bien, en la adopción de una determinada perspectiva: el punto de vista holista y comparativo que se deriva del estudio del vasto conjunto de las culturas musicales del mundo. Esa perspectiva tiende a materializarse en modos peculiares de construir “la música” como objeto, no necesariamente coincidentes con los del canon dominante. Al contemplar la música como una forma más de cultura, se concentra en el análisis de su función social y los procesos de su creación, transmisión y recepción en el seno de grupos sociales concretos. Los etnomusicólogos se ocupan, en palabras de Alan Merriam, de “la música como cultura” (1964). O, en la contundente definición de John Blacking, del “sonido humanamente organizado” (1964). Eso quiere decir que tan importante como analizar el sonido en sí mismo es atender a las representaciones y las prácticas de los nativos, sus creencias sobre la naturaleza de lo musical, los roles sociales del músico, las expectativas de la audiencia o el gesto irrepetible del intérprete.

Esta asignatura se ubica en estas tradiciones de análisis antropológico y afines e invita al alumnado a trascender los prejuicios etnocéntricos desde los cuales la danza y la música aparecen a nuestros ojos como actividades prescindibles, irrelevantes y meramente decorativas, alejadas de los temas políticos fundamentales que realmente interesan a las ciencias sociales (cf. Farnell 1999). Este prejuicio, de hecho, puede llevar a ignorar prácticas de gran relevancia para el grupo social con el que queremos trabajar, y marcar así una distancia que impide alcanzar un grado deseable de empatía, “attunement” (“afinación”, Feld 2012) e “intimidad cultural” (Herzfeld 2005). De esta forma, pasamos de interesarnos por los ritmos de la música y el baile a comprender en nuestro cuerpo, es decir, in-corporar, los ritmos de la vida social (Gazzah 2008). Para realizar este viaje, nos moveremos entre disciplinas como la etnomusicología, la etnocoreología, la antropología de la música, la antropología de la danza y los estudios culturales. Un objetivo explícito de la asignatura consiste en ir más allá de las dicotomías y las jerarquías entre estas disciplinas y formas expresivas (danza y música), para establecer puentes entre ellas.

Para lograr los objetivos mencionados, cada estudiante deberá leer a lo largo del curso 14 textos obligatorios. Se trata de artículos o capítulos de libro, 7 sobre música y 7 sobre danza, que serán leídos en diálogo.

Los textos relativos a la música están disponibles en el libro de Francisco Cruces y otros (eds) (2001) Las culturas musicales. Lecturas de etnomusicología. Madrid: Trotta. Los 7 textos relativos a la danza estarán disponibles en el curso virtual.