Evaristo San Miguel (1775-1862)

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Sala V: Historia de la masonería en España

EVARISTO FERNÁNDEZ SAN MIGUEL, DUQUE DE SAN MIGUEL (1775-1862)

Evaristo Fernández de San Miguel y Valledor (1775-1862), estudió matemáticas en el Real Instituto Asturiano de Gijón y Humanidades en la Universidad de Oviedo. En 1805 ingresó como cadete en el batallón de Voluntarios de Aragón, en el que tres años después alcanzó el grado de capitán. Tras su captura por los franceses, y posterior liberación, en 1814, se incorporó al regimiento de Asturias. De allí pasó, con el grado de segundo comandante, al ejército expedicionario concentrado en Cádiz con destino a Ultramar. Parece que en esta época se inició en la masonería, pues en 1817 figura ya con el nombre simbólico de “Patria” (AGP, Fernando VII, Papeles Reservados, tomo 21, f. 53v., tomo 66, fol. 226 y tomo 67, fol. 116). Tal dato queda por lo demás confirmado por las diversas menciones que hace de él Alcalá Galiano, el cual le cita como masón antiguo, esto es, como ya iniciado durante la vigencia de la Constitución de Cádiz.

         Tras el pronunciamiento del general Riego, San Miguel ocuparía el puesto de segundo comandante del Estado Mayor y, posteriormente, el de teniente coronel. Por aquel entonces se afilió y participó activamente en las Sociedades Patrióticas de la Fontana de Oro, los Amantes del Orden Constitucional y de la Sociedad del Anillo. Ministro de Estado desde agosto de 1822 a mayo de 1823, San Miguel presidió ese primer Gobierno en el que, según recoge en sus sabrosas memorias Antonio Alcalá Galiano, todos los ministros eran masones. Tras desempeñar de modo interino la cartera de Gobernación, San Miguel volvió al frente, a las órdenes de Espoz y Mina en Cataluña. En octubre de 1823 fue herido en Tramaced (Huesca) y capturado. Su liberación lo llevaría al exilio, en el que permaneció durante toda la Década Ominosa; en Londres, desde 1824 y en París, desde 1830. La muerte de Fernando VII devolvió a San Miguel a España, donde, repuesto en su antigua graduación, participó en la primera guerra carlista. Ya con el grado de brigadier, ostentó diversos cargos de responsabilidad: comandante de la provincia de Huesca (1836), capitán general de Aragón, mariscal de campo (junio de 1836), general en jefe del Ejército del Centro, capitán general de Castilla la Nueva (1840) y de Vascongadas (1842-1843), capitán general de Castilla la Nueva (en junio de 1843 y julio de 1854), y capitán general del ejército (1854).

         Paralelamente a esta carrera militar, San Miguel desarrolló una fulgurante trayectoria política que, en el reinado de Isabel II, arranca con su elección como diputado por Asturias en las Constituyentes de 1836-1837. A partir de entonces, volvería a ser elegido diputado, también por Zaragoza (1837 y 1840), y senador vitalicio. Ocuparía además el ministerio de Marina, Ultramar y Guerra con Eusebio Bardají (agosto a diciembre de 1838), la presidencia de las Constituyentes en 1855 y nuevamente la del Consejo de ministros.

         Destacado historiador y biógrafo, miembro en 1853 de la Real Academia de la Historia, entre las obras de Evaristo San Miguel merecen citarse La Guerra Civil en España (Madrid, Miguel de Burgos, 1836), Historia de Felipe II rey de España (Madrid, 1846-1847, 4 vols.) o Vida de D. Agustín de Argüelles (Madrid, 1851-1852, 4 vols.).

 Extractado de: Javier Alvarado Planas, Masones en la nobleza de España, Madrid, 2016, pp. 189-190.