Rubén Darío (1867-1916)

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Sala-XIV: Literatura y Masonería

GIOSUE CARDUCCI (1836-1907)

Giosue Carducci,  (Valdicastello, 1835-Bolonia, 1907) poeta y escritor italiano que obtuvo el Premio Nobel de literatura en 1906. De joven que recibió su educación directamente de sus padres, en especial, sobre la literatura italiana y la poesía latina. En la biblioteca de su padre pudo leer a edad muy temprana los libros de Homero, Virgilio, Tasso, Dante, Maquiavelo, Manzoni, Thiers, etc. Especialmente opuesto a Manzoni, se aficionó a la poesía de Giusti. Foscolo, Alfieri y Leopardi también nutrirían sus lecturas y algunos poemas se los haría aprender de memoria su madre. Sus primeros versos fueron escritos a los once años de edad. Su padre, médico, pertenecía a la sociedad secreta de los Carbonarios, que tanto influyeron, como los masones, en las rebeliones de 1831 contra el absolutismo y por el que llevó a muchos a prisión y otras condenas. Cuando el Gran Duque volvió al poder, temiéndose la represión por sus ideas políticas, dejaron el pueblo en la Maremma y fueron a Florencia. El autoritarismo sería

En Florencia estudió con los escolapios y a los veinte años empezó a publicar sus prosas en Il Poliziano, periódico de la ciudad. Fue a saludar la entrada del victorioso rey, entendido como libertador, Victor Manuel II. Entusiasta así de la unión de Italia bajo un régimen que se creería liberal, promovido sobre todo por masones. En 1861 fue nombrado profesor en la Universidad de Bolonia, donde ejerció su magisterio como uno de los grandes referentes para la nueva Italia unificada. Allí asimilará las ideas democráticas y republicanas de Mazzini, el gran ideólogo masón de la unidad italiana, unido a ideas socialistas y anarquistas como las del también masón, el francés padre del anarquismo: Proudhon, y polemizará con moderados y clericales.

En esos años publicará el entonces escandaloso y famoso himno A Satanás, que se convierte en símbolo de la rebeldía y la libertad, como el del Ángel caído, esculpido por Bellver y convertido en monumento en el parque del Buen Retiro de Madrid, lo será para muchos, frente al gobierno que entendían como despótico, bien sea comprendido así el de Dios o como símbolo del de cualquier otro. En el momento de componerlo estaba especialmente sensibilizado debido a las lecturas de los historiadores de la Revolución Francesa, Michelet, Quinet, Blanc y tantos otros, así como las de los autores comprometidos con una visión de la vida en libertad, como los poetas y dramaturgos Schiller, Heine o el masón Goethe. Carducci veía en la revolución la dirección de la humanidad que no podía retrasarse o torcerse, en especial para Italia. Entonces entendía que el clericalismo católico se oponía al progreso social y al libre-pensamiento de modo que retoma un neopaganismo como un retorno a las raíces nacionales itálicas. Sin embargo, pese a las interpretaciones que algunos han querido extraer, sin base histórica, resuenan sus propias palabras pues él mismo precisó que no quería combatir con este himno al cristianismo en general, sino a la Iglesia como institución ávida de poder en cuanto enemiga de la libertad de pensamiento u opuesta al progreso. Por eso tomó la imagen positiva de la rebelión demoníaca, como símbolo del hombre contra la autoridad y la fuerza.

Se dice que ya en esta época Carducci se ve influenciado por ideas masónicas y propias del positivismo. Sin embargo, todavía no pertenecía a la francmasonería cuando escribió ese poema. Carducci entra en la masonería en 1866 y después fundará con el famoso matemático, Luigi Cremona, la logia Felsinea. También publicará las Rimas nuevas y también participará en la celebración de homenaje por la muerte del hermano Mazzini, en 1872. Tras las Nuevas poesías, publicará las Odas bárbaras y llegará a la culminación de su fama como referente entre poetas, escritores y en el ambiente académico o editorial. Escribió poemas a la libertad, a Garibaldi y otros con temas de tipo social o de trasfondo humanitario, con las ideas de tolerancia, igualdad o fraternidad.

Carducci, pasional, estuvo como Hermano durmiente durante veinte años, también con polémicas en la masonería, pero cuando entra en la Academia de la Lengua (la Crusca) en 1886, volverá a entrar en la masonería en ese mismo año. Participará con el Senado en algunas cuestiones de la nueva configuración de Italia y 1897 publicará la famosa poesía sobre la iglesia de Polenta, que será todo un acontecimiento. En 1906 recibe en Bolonia, de manos del embajador de Suecia, el premio Nobel de literatura.

El poema dedicado a la iglesia de Polenta fue especialmente relevante en un poeta anticlerical porque su visita con sus amigos ese 1897 le despertó los versos que reconocían en papel positivo que el cristianismo tuvo en la civilización italiana. No es que reniegue de su laico deísmo, pero reconoce los méritos de la institución eclesiástica y su positiva labor, sin dejar de criticar los humanos errores de la humana institución. La iglesia de San Donato en Polenta es una construcción del siglo VIII en la que, según la leyenda, habría estado Francesca de Rímini, una italiana del siglo XIII inmortalizada por Dante en uno de los más bellos episodios de la Divina Comedia, traducido a imágenes por numerosos pintores y escultores en los siglos posteriores. Francesca, bellísima y de ardiente corazón abandonó a su marido por el hermano de éste y cuando fueron hallados por el marido engañado fueron asesinados ambos bajo su espada vengadora.

Extractado de: Ilia Galán, “Poetas y masones”, en Cultura masónica, 4 (2010), pp. 45-66.