Logias ilustradas

museo virtual de la historia de la masoneria

Sala-X: Filosofía y Masonería

ALGUNAS LOGIAS ILUSTRADAS

Fue un notable hallazgo el que una asociación civil asumiera como finalidad la mera reunión fraternal de personas de cualquier religión, raza, clase social e ideología política y que, convencidos de la existencia de Dios y de la inmortalidad del alma, acordaran respetar una reglas ceremoniales o un orden más o menos cerrado para debatir sobre todo tipo de asuntos relacionados con el mundo del pensamiento, el arte, la filosofía, en fin la cultura, con prohibición expresa de tratar asuntos políticos o religiosos.

Como es sabido, la masonería medieval se transformó en el siglo XVIII al calor de las modas novatoras e ilustradas del siglo XVIII que practicaban una sociabilidad culta más abierta y flexible que la de las Academias, pero alejada de la frivolidad imperante en las tertulias, cafés y cenáculos de la época. En efecto, mientras que las Academias eran corporaciones especializadas por razón de la materia y en las que imperaba una incómoda censura, en las logias se podía discurrir sobre diversas materias de filosofía, moral, arte, historia, ciencia y, además, hacerlo sin más censura que la obligada por la cortesía y educación.

Aunque lamentablemente no disponemos todavía de un estudio de conjunto sobre el exacto papel jugado por las logias masónicas en el desarrollo de la Ilustración y del pensamiento liberal, la mayoría de los historiadores coinciden en que tuvo una influencia decisiva.

Por citar algunos ejemplos de logias señeras, cabría mencionar a la parisina logia de las Ciencias, fundada en 1765 por el filósofo Claude-Adrien Helvetius (1715-1771) y su amigo Joseph-Jérôme Lalande. Muerto aquél, Lalande cambió el nombre de la logia en 1776 por el de Las Nueve Hermanas (Les Neuf Soeurs). Las Nueve Hermanas, verdadero motor cultural de la época, que fue frecuentada por Benjamín Franklin (1779-1781), embajador en París de los Estados de Unidos de Norteamérica, Adrien-Nicolas, marques de la Salle, Emmanuel de Pastoret, criminalista, el historiador Antoine Court de Gébelin, Jacques Montgolfier, Emmanuel-Joseph Sièyes, etc.

En Alemania uno de los núcleos de la Ilustración fue la logia Amalia de las Tres Rosas de Weimar de la que fueron miembros el príncipe soberano Carlos Augusto de Weimar y sus consejeros y principales protagonistas del renacimiento cultural del ducado; Goethe, Herder, Wieland, Schiller, etc. Gracias a la labor de esta logia, la corte de Weimar se convirtió en uno de los principales y más celebrados centros culturales de Europa.

En Viena, una de las más famosas fue la logia La Verdadera Concordia (Zur wahren Eintracht), que se inspiraba en los principios de la cultura ilustrada y regalista. Entre sus miembros y visitantes encontramos a mecenas, escritores, filósofos, artistas, científicos e intelectuales como el médico de la corte Ignaz Fischer, Ignaz von Born, geólogo y consejero áulico de José II, el barón Joseph Sonnenfels, del consejo secreto de la emperatriz María Teresa y, autor de un tratado en defensa de la abolición de la tortura, el conde Joseph Emmanuel Malabayla del Canal, eminente botánico, el barón Carlo Antonio Martini, profesor de derecho romano en la Universidad desde 1754 e iniciador de la escuela alemana de derecho natural. Entre los músicos, destacaron Joseph Haydn y Johann Holzer. Wolfgang Amadeus Mozart visitó esta logia en varias ocasiones. Lo cierto es que esta logia fue el auténtico centro de la vida intelectual en Viena al actuar a modo de Academia literaria, artística y científica como contrapunto a las conservadoras Academias oficiales. Por iniciativa de Born, la logia decidió difundir aquellas planchas o trabajos accesibles al mundo profano y editó una revista, Physikalische Arbeiten der Freunde Einträchtigen en Wien dirigida por el propio Born, que llegó a publicar siete números entre 1783 y 1788. Estas logias serían un antecedente de lo que luego fueron las llamadas logias de investigación. El método seguido para ello era el tradicional de la masonería; los miembros de la logia presentaban periódicamente sus planchas para ser comentadas en el taller y contribuir al recíproco enriquecimiento de todos sus integrantes (recordemos que el ágape masónico, auténtico foro de debate, formaba parte del ritual de las tenidas).

Décadas más tarde, en parecida línea, una logia de Bruselas Les Amis Philanthropes, presidida por PierreThéodore Verhaegen (1796-1862), propiciaría la creación de la Universidad Libre de Bruselas, de la que el propio Verhaegen fue su primer Rector.

 En Portugal el mariscal general João Carlos de Bragança (1719-1806), II duque de Lafões  y  nieto del rey Pedro II , que había sido iniciado en Londres, junto con otros masones como el ministro Rodrigo de Sousa Coutinho, a través de la logia La Virtud de Lisboa fundó la Academia Real das Sciencias de Lisboa en 1779 a imitación de la Royal Society inglesa y otras academias científicas de la época. El duque de Lafões  fue su presidente vitalicio.  La divisa originaria de la Real Academia fue “Sabiduría, Fuerza, Belleza”, lema masónico que daba nombre a las tres grandes luces de la logia, y su carta constitutiva fue aprobada en el solsticio de invierno de 1779.

Por su parte, en la España del Trienio Liberal (1820-1823) una de las logias más influyentes fue La Templanza de Madrid que, salvando su carácter más que irregular, agrupó a políticos como Agustín Argüelles, uno de los principales autores de las Constitución de Cádiz de 1812, el conde de Toreno, los futuros ministros Alcalá Galiano y Juan Alvarez de Mendizábal, o José María Calatrava, ministro de Justicia y autor del primer Código Penal liberal español de 1822, además de hermano de Ramón Calatrava, futuro gran maestro de la masonería española.

 

Extractado de: Javier Alvarado Planas, Monarcas masones y otros príncipes de la Acacia, 2 volúmenes, Madrid, 2017, pass.