La estrella flamígera (1766)

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Sala-III: Documentos

LA ESTRELLA FLAMIGERA (1766)

Catecismo o Instrucción para el Grado de Adepto o Aprendiz Filósofo Sublime y Desconocido 1766 Barón de Tschoudy

1ª Parte

P. 1. ¿Cuál es el primer estudio de un Filósofo?

R. Es la búsqueda de las operaciones de la esencia.

P. 2. ¿Cuál es el límite de la esencia?

R. Dios, tanto como es el principio.

P. 3. ¿De dónde provienen todas las cosas?

R. De la sola y única esencia.

P. 4. ¿En cuántos dominios la esencia está dividida?

R. En cuatro principales.

P. 5. ¿Cuáles son ellos?

R. Lo seco, lo húmedo, lo caliente, lo frío, los cuales son las cuatro cualidades elementales, de dónde todas las otras cosas derivan.

P. 6. ¿En qué se transforma la esencia?

R. En macho y hembra.

P. 7. ¿Con qué ella es comparada?

R. Con el Mercurio.

P. 8. ¿Qué idea me puede Ud. dar de la esencia?

R. Ella no es para nada visible, aunque reaccione visiblemente, porque no es sino un espíritu volátil, que ejerce su oficio en los cuerpos, y que es animada por un espíritu universal, que nosotros en masonería vulgar conocemos bajo el respetable emblema de la Estrella Flamígera.

P. 9. ¿Qué representa ella positivamente?

R. El aliento divino, el fuego central y universal, que vivifica todo lo que existe.

P. 10. ¿Qué cualidades deben tener los escrutadores de la esencia?

R. Deben ser tales como la esencia misma, es decir, verdaderos, simples, pacientes yconstantes; estas son las características esenciales, que distinguen a los buenos masones, y cuando se inspiran ya estos sentimientos en los candidatos en las primerasiniciaciones, se les prepara de antemano para adquirir las cualidades necesarias para laclase filosófica.

P. 11. ¿Qué atención deben ellos tener enseguida?

R. Los Filósofos deben considerar exactamente si lo que ellos se proponen es según la esencia, si es posible y factible; porque si ellos quieren hacer algo como la esencia, deben seguirla punto por punto.

P. 12. ¿Qué camino sería necesario mantener para operar alguna cosa más excelente que la esencia no la haya hecho?

R. Se debe observar en qué y para qué ella se perfecciona; y se encontrará que es siempre con su semejante; por ejemplo, si se quiere extender la virtud intrínseca de algún metal más allá que la esencia, es necesario entonces captar la esencia metálica misma, y saber distinguir el macho y la hembra en la dicha esencia.

P. 13. ¿Dónde contiene ella sus semillas?

R. En los cuatro elementos.

P. 14. ¿Con qué el Filósofo puede producir alguna cosa?

R. Con el germen de dicha cosa, que es el elíxir, o la quintaesencia, mucho mejor y más útil con este propósito que la esencia misma. Así, antes que nada, el Filósofo habrá obtenido esta semilla o germen y la esencia para secundarlo estará lista para cumplir con su deber.

P. 15. ¿Qué es el germen o semilla de cada cosa?

R. Es la más consumada y la más perfecta decocción y digestión de la cosa misma, o mas bien es el bálsamo4 del Azufre, que es la misma cosa que lo húmedo radical en los metales.

P. 16. ¿Quién engendra esta semilla o germen?

R. Los Cuatro Elementos, por la voluntad del Ser Supremo, y la imaginación de la esencia.

P. 17. ¿Cómo operan los Cuatro Elementos?

R. Por un movimiento infatigable, y continuo, cada uno de ellos según su cualidad, dirigiendo su germen al centro de la tierra, donde él es recocido y digerido, enseguida relanzado al exterior por las leyes del movimiento.

P. 18. ¿Qué entienden los Filósofos por el centro de la tierra?

R. Un cierto lugar vacío que ellos conciben, y donde nada puede reposar.

P. 19. ¿Dónde los cuatro elementos lanzan y depositan sus cualidades o semillas?

R. En el ex centro, o en el margen y circunferencia del centro, la cual, después que ha tomado la porción debida, lanza el sobrante afuera, donde se forman los excrementos, las escorias, las pasiones e incluso las piedras de la esencia, de esta piedra bruta, emblema del primer estado masónico.

P. 20. Explíqueme esta doctrina mediante un ejemplo.

R. Sea dada una mesa bien unida, y sobre ésta, en su centro, debidamente sujeto y colocado un vaso cualquiera, lleno de agua; que en su rededor se coloca enseguida varias cosas de diversos colores, entre otras que haya particularmente sal, observando que cada una de estas cosas estén bien divididas y puestas separadamente. Después de arregladas, que se vierta agua al medio, se la verá correr aquí y allá: este pequeño reguero llegando a encontrar el color rojo, tomará el tono rojo; el otro pasando por la sal contraerá la salazón; pues es seguro que el agua no cambia para nada los lugares, sino la diversidad de los lugares cambia la naturaleza del agua; lo mismo el germen lanzado por los cuatro elementos al centro de la tierra, contrae diferentes modificaciones; porque él pasa por diferentes lugares, ramales, canales o conductos; de suerte que cada cosa nace según la diversidad de los lugares y el germen de la cosa llegando a estar en tal lugar, si encontrara la tierra y el agua pura, de ello resultaría una cosa pura, así como al contrario.

P. 21. ¿Cómo y de cuál manera los elementos engendran esta semilla?

R. Para comprender bien esta doctrina, es necesario notar que dos elementos son graves y pesados, y los otros dos, ligeros. Dos secos y dos húmedos. Sin embargo, uno extremamente seco y el otro extremamente húmedo, y por lo demás son masculino y femenino. Ahora bien, cada uno de ellos es muy proclive a producir cosas semejantes a sí mismo en su esfera; estos cuatro elementos no reposan jamás, sino que se activan continuamente el uno al otro, y cada uno impulsa de sí y por sí lo que tiene de más sutil. Ellos tienen su punto de reunión general en el centro, y en este centro mismo del Arqueón, este servidor de la esencia, donde vienen a mezclar allí sus gérmenes, ellos los agitan y los proyectan después afuera. Se podrá ver este procedimiento de la esencia, y conocerlo mucho más claramente en los grados sublimes que siguen a éste.

P. 22. ¿Cuál es la verdadera y primera materia de los metales?

R. La primera materia propiamente dicha es de doble esencia, o doble por sí misma; sin embargo, la una sin el concurso de la otra no crea para nada un metal. La primera y la principal es la humedad del aire, mezclada con un aire caliente, con forma de una agua grasienta, adherente a cada cosa, por pura o impura que ella sea.

P. 23. ¿Cómo los filósofos han nombrado esta humedad?

R. Mercurio.

P. 24. ¿Por quién es él gobernado?

R. Por los rayos del Sol y de la Luna.

P. 25. ¿Cuál es la segunda materia?

R. Es el calor de la tierra, es decir, un calor seco que lo filósofos denominan Azufre.

P. 26. ¿Todos los cuerpos de la materia se convierten en germen?

R. No, sino solamente la octava centésima parte que reposa en el centro del mismo cuerpo, así como se puede ver en el ejemplo de un grano de trigo

P. 27. ¿Para qué sirve el cuerpo de la materia, relativamente, al germen?

R. Para preservarlo de todo calor excesivo, enfriamiento, humedad y sequía, y generalmente de toda intemperie dañina, contra las cuales la materia le sirve de envoltura.

P. 28. El artista que pretendiera reducir todo cuerpo de la materia a germen, suponiendo que él pudiera tener éxito, ¿encontraría en eso en efecto algún beneficio?

R. Ninguno, al contrario, su trabajo entonces llegaría a ser absolutamente inútil, porque no se puede hacer nada bien tan pronto como se aparte del procedimiento de la esencia.

P. 29. ¿Qué es necesario, pues, que se haga?

R. Es necesario que se desprenda de todas sus impurezas, porque no hay ningún metal, por puro que él sea, que no tenga impurezas, no obstante, uno más o menos que el otro.

P. 30. ¿Cómo representamos en la masonería la necesidad absoluta y preparatoria de esta depuración o purificación?

R. Desde la primera iniciación del candidato al grado de aprendiz, cuando se le despoja de todos los metales y minerales, y que de una manera decente se le retira una parte de sus vestiduras, lo que es análogo a las superficialidades, apariencias o escorias, de las cuales es necesario despojar la materia para encontrar el germen.

P. 31. ¿A qué debe el filósofo prestar la mayor atención?

R. Al punto de esencia, y este punto, no debe buscarlo en los metales vulgares, porque habiendo ya salido de las manos de la creadora, no está más en ellos.

P. 32. ¿Cuál es la razón precisa?

R. Es porque los metales de lo vulgar, principalmente el oro, están absolutamente muertos, en lugar que los nuestros, al contrario, son absolutamente vivos, y tienen espíritu.

P. 33. ¿Cuál es la vida de los metales?

R. No es otra cosa que el fuego cuando están todavía estratificados en su mina.

P. 34. ¿Cuál es su muerte?

R. Su muerte y su vida son un mismo principio, puesto que mueren igualmente por el fuego, pero un fuego de fusión.

P. 35. ¿De qué manera los metales son ellos engendrados en las entrañas de la tierra?

R. Después que los cuatro elementos han producido su fuerza o su virtud en el centro dela tierra, y que ellos han allí depositado su germen; el Arqueón de la esencia, al

destilarlos, los sublima a la superficie por el calor y la acción de un movimiento perpetuo.

P. 36. El viento, al destilarse por los poros de la tierra, ¿en qué se transforma?

R. Se transforma en agua de la cual nacen todas las cosas, y éste no es entonces más que un vapor húmedo, vapor del cual se forma enseguida el principio principiado de cada cosa, y que sirve de materia prima a los Filósofos.

P. 37. ¿Cuál es pues este principio principiado que sirve de materia prima a los hijos de la ciencia en la obra filosófica?

R. Este será esta misma materia, la cual tan pronto como ella concibió, no puede absolutamente más cambiar de forma.

P. 38. Saturno, Júpiter, Marte, Venus, el Sol, la Luna, etc. ¿tienen cada uno gérmenes diferentes?

R. Tienen todos un mismo germen; pero el lugar de su nacimiento ha sido la causa de esta diferencia, aún cuando la esencia haya mas bien acabado su obra en la procreación de la plata así como la del oro, así como la de otros.

P. 39. ¿Cómo se forma el oro en las entrañas de la tierra?

R. Cuando este vapor que, como hemos dicho, es sublimado en el centro de la tierra, y que él pasa por los lugares calientes y puros, y donde una cierta crasitud de azufre se adhiere a las paredes, entonces este vapor que los Filósofos han llamado su mercurio, se acomoda y se une a esta grasa, que ella sublima después consigo; y de esta mezcla resulta una cierta untuosidad, que abandonando este nombre de vapor, toma entonces éste de grasa, y viniendo después a sublimarse en otros lugares, que han sido limpiados por el vapor precedente, y en los cuales la tierra es más sutil, pura y húmeda, llena los poros de la tierra, se une a ella, y es entonces que se produce el oro.

P. 40. ¿Cómo se engendra Saturno?

R. Cuando esta untuosidad o grasa llega a lugares totalmente impuros y fríos.

P. 41. ¿Cómo esta definición se encuentra en el noviciado?

Por la explicación de la palabra Profano que sustituyó al nombre de Saturno, pero que aplicamos efectivamente a todo lo que reside en un lugar impuro y frío, lo que es resaltado por la alegoría del mundo, del siglo y sus imperfecciones.

P. 42. ¿Cómo designamos a la obra y al oro?

R. Por la imagen de una obra maestra de Arquitectura, en cuyo detalle desentramamos la magnificencia esplendorosa del oro y de los metales preciosos.

P. 43. ¿Cómo se engendra Venus?

R. Se engendra luego que la tierra está pura, pero mezclada con el azufre impuro.

P. 44. ¿Qué poder tiene este vapor en el centro de la tierra?

R. De hacer sutil siempre por su continuo progreso, todo lo que está crudo e impuro, captando sucesivamente consigo lo que está puro.

P. 45. ¿Cuál es el germen de la primera materia de todas las cosas?

R. La primera materia de las cosas, es decir, la materia de los principios principiantes; nace por la esencia sin el apoyo de ningún germen o semilla, es decir, que la esencia recibe la materia de los elementos, de la cual ella engendra enseguida el germen.

P. 46. ¿Qué es pues, en términos absolutos, el germen de las cosas?

R. El germen en un cuerpo no es otra cosa sino que un aire congelado, o un vapor húmedo, el cual, si no es anulado por un vapor cálido, llega a ser completamente inútil.

P. 47. ¿Cómo la generación del germen se encierra en el reino metálico?

R. Por el artificio del Arqueón, los cuatro elementos en la primera generación de la esencia, destilando al centro de la tierra un vapor de agua fecunda, que es el germen de los metales y se llama Mercurio, no a causa de su esencia, sino a causa de su fluidez y fácil adherencia a cada cosa.

P. 48. ¿Por qué este vapor es comparado al Azufre?

R. A causa de su calor interno.

P. 49. ¿Qué llega a ser el germen después de la congelación? Llega a ser lo húmedo radical de la materia.

P. 50. ¿De qué mercurio se debe entender que los metales están compuestos?

R. Se trata absolutamente del mercurio de los filósofos, y en ningún caso del mercurio común o vulgar, que no puede ser un germen, teniendo, el mismo en sí, el germen como los otros metales.

P. 51. ¿Qué es necesario entonces tomar precisamente para el sujeto de nuestra materia?

R. Se debe tomar el germen solo o grano fijo, y no el cuerpo entero que se distingue como macho vivo, es decir, azufre, y hembra viva, es decir, mercurio.

P. 52. ¿Qué operación es necesario hacer enseguida?

R. Se debe combinarlos juntos, a fin de que ellos puedan formar un germen, de donde enseguida lleguen a procrear un fruto de su esencia.

P. 53. ¿Qué entiende entonces hacer el Artista en esta operación?

R. El Artista no entiende hacer otra cosa sino que separar lo que es sutil de lo que es espeso.

P. 54. ¿A qué se reduce consecuentemente toda la combinación filosófica?

R. Se reduce a hacer de uno dos y de dos uno, y nada más.

P. 55. ¿Hay en la Masonería alguna analogía que indique esta operación?

R. Ella es suficientemente asimilable por todo espíritu que quisiera a reflexionar deteniéndose en el número mistérico de tres, sobre el cual gira esencialmente toda la ciencia masónica.

P. 56. ¿Dónde se encuentra el germen y la vida de los metales y minerales?

R. El germen de los minerales es propiamente el agua que se encuentra en el centro y en el corazón del mineral.

P. 57. ¿Cómo opera la esencia mediante la ayuda del arte?

R. Toda semilla, sea cual sea, es de valor nulo, si por el arte o por la esencia no expuesta en una matriz apropiada, donde ella recibe su vida haciendo pudrir el germen, y causando la congelación del punto puro o grano fijo.

P. 58. ¿Cómo la semilla es enseguida nutrida y conservada?

R. Por el calor de su cuerpo.

P. 59. ¿Qué hace entonces el Artista en el reino mineral?

R. Él completa lo que la esencia no puede terminar a causa de la crudeza del aire, que por su violencia en llenar los poros de cada cuerpo, no en las entrañas de la tierra, sino en la superficie.

P. 60. ¿Qué correspondencia tienen los metales entre ellos?

R. Para entender bien esta correspondencia, es necesario considerar la posición de los planetas y prestar atención que Saturno es el más elevado de todos, al cual sucede Júpiter, después Marte, el Sol, Venus, Mercurio y por último la Luna. Es necesario observar que las virtudes de los planetas no suben, sino que ellas descienden y laexperiencia nos enseña que Marte se convierte fácilmente en Venus y no Venus en Marte,como siendo la más baja de las esferas: de esta forma Júpiter se transmuta fácilmente en Mercurio; porque Júpiter está más alto que Mercurio, aquél es el segundo después del firmamento, éste es el segundo por encima de la Tierra, y Saturno el más alto; la Luna la más baja: el Sol se mezcla con todos, pero no es nunca mejorado por los inferiores. Se ve claramente que hay una gran correspondencia entre Saturno y la Luna, en medio de los cuales está el Sol; pero en todos estos cambios el Filósofo debe intentar administrar el Sol.

Saturno

Júpiter

Marte

Sol

Venus

Mercurio

Luna

P. 61. ¿Cuándo los filósofos hablan de oro o de plata, de dónde extraen su materia, se entiende que ellos hablan del oro o de la plata vulgares?

R. No, porque el oro y la palta vulgares están muertos, mientras que los de los filósofos están llenos de vida.

P. 62. ¿Cuál es el objeto de la búsqueda de los Masones?

R. Es el conocimiento del arte de perfeccionar lo que la esencia ha dejado imperfecto en el género humano y de llegar al tesoro de la verdadera moral.

P. 63. ¿Cuál es el objeto de la búsqueda de los Filósofos?

R. Es el conocimiento del arte de perfeccionar lo que la esencia ha dejado imperfecto en el género mineral y de llegar al tesoro de la piedra filosofal.

P. 64. ¿Qué es esta piedra?

R. La piedra filosofal no es otra cosa que lo húmedo radical de los elementos, perfectamente purificados y conducidos a una suprema inmovilidad, lo que hace que ella opere grandes cosas para la salud, residiendo la vida únicamente en lo húmedo radical.

P. 65. ¿En qué consiste el secreto de callar esta admirable obra?

R. Este secreto consiste en saber sacar de la potencia al acto lo cálido innato, o el fuego de esencia encerrado en el centro de lo húmedo radical.

P. 66. ¿Cuáles son las precauciones que es necesario tomar para no desmoronar la obra?

R. Es necesario tener gran cuidado de apartar los excrementos de la materia, y no perder cuidado sino hasta tener el núcleo, o el centro que encierra toda la virtud de lo mixto.

P. 67. ¿Por qué esta medicina sana toda clase de males?

R. Esta medicina tiene la virtud de sanar toda clase de males, no en razón de sus diferentes cualidades, sino en tanto sólo que ella fortifica poderosamente el calor natural, el cual excita dulcemente, en tanto que los otros remedios lo irritan por un movimiento demasiado violento.

P. 68. ¿Cómo me probará usted la verdad del arte considerando este extracto?

R. Esta verdad está fundada primeramente sobre esto, que el polvo físico estando hecho de la misma materia de la cual están formados los metales, a saber del argento vivo, tiene la facultad de mezclarse con ellos en la fusión, una esencia que cautiva fácilmente a otra esencia, que le es semejante; en segundo lugar, sobre esto, que los metales imperfectos, no siendo tales sino porque su argento vivo está crudo, el polvo físico, que es un argento vivo maduro y cocido, y propiamente un puro fuego, les puede fácilmente comunicar la madurez y transmutarlos en su esencia, después de haber hecho atracción de su húmedo crudo, es decir, de su argento vivo, que es la única sustancia que se transmuta, el resto no siendo sino escorias y excrementos, los cuales son rechazados en la proyección.

P. 69. ¿Qué ruta debe seguir el Filósofo para acceder al conocimiento y a la ejecución de la obra física?

R. La misma ruta que el Gran Arquitecto del Universo empleó en la creación del mundo, observando como el caos fue desenredado.

P. 70. ¿Cuál era la materia del caos?

R. No podía ser otra cosa que un vapor húmedo, porque no hay sino agua entre las sustancias creadas, lo que se acaba por un final extraño y que tenga una verdadera causa para recibir las formas.

P. 71. Deme un ejemplo de lo que usted acaba de decir.

R. Este ejemplo puede tomarse de las producciones particulares de los mixtos, cuyas semillas comienzan siempre por convertirse en un cierto humor, que es el caos particular, del cual enseguida se saca como por irradiación toda la forma de la planta. Por lo demás, es necesario observar que la escritura no hace mención en ningún lugar sino del agua para el sujeto material, sobre el cual el espíritu de Dios era transportado, y la luz por forma universal.

P. 72. ¿Qué ventaja el Filósofo puede sacar de esta reflexión y en qué debe particularmente fijarse respecto de la manera que el Ser Supremo creó el mundo?

R. Para empezar, observará la materia con la cual el mundo ha sido creado. Verá que, de esta masa confusa, el Soberano Artista comenzó por hacer la extracción de la luz, que, en el mismo instante, disipó las tinieblas que cubrían la superficie de la tierra, para servir de forma universal a la materia. Concebirá enseguida fácilmente que, en la generación de todos los mixtos, se hace una especie de irradiación y una separación de la luz con las tinieblas, en la cual la naturaleza es perpetuamente imitadora de su creador. El Filósofo comprenderá del mismo modo como por la acción de esta luz se hizo la extensión, o de otra manera, el firmamento separador de las aguas con las aguas; el cielo fue enseguida ornado de cuerpos luminosos; pero las cosas superiores estaban demasiado alejadas de las inferiores, fue necesario crear la Luna, como flama intermediaria entre lo alto y lo bajo, la cual, después de haber recibido las influencias celestes, las comunica a la Tierra; el Creador, volviendo a juntar enseguida a las aguas, hizo aparecer lo seco.

P. 73 ¿Cuántos cielos hay?

No hay propiamente más que uno; a saber, el Firmamento, separador de las aguas con las aguas: sin embargo, se admiten tres: el primero, que está desde encima de las nubes, donde las aguas enrarecidas se detienen y vuelven a caer hasta las estrellas fijas, y en este espacio están los planetas y las estrellas errantes. El segundo, que es el lugar mismo de las estrellas fijas; el tercero, que es el lugar de las aguas celestes.

P. 74. ¿Por qué el enrarecimiento de las aguas se termina en el primer cielo y no sube más allá?

R. Porque la esencia de las cosas enrarecidas es la de elevarse siempre hacia lo alto, y porque Dios, en sus leyes eternas, ha asignado a cada cosa su propia esfera.

P. 75 ¿Por qué cada cuerpo celeste gira invariablemente como alrededor de un eje sin declinar?

R. Eso no viene sino del primer movimiento que le ha sido impreso, lo mismo que una masa pesada puesta a balancear, atada a un simple hilo, giraría siempre igualmente, si el movimiento fuera siempre igual.

P. 76. ¿Por qué las aguas superiores no mojan para nada?

R. A causa de su extremo enrarecimiento; es así que un sabio químico puede sacar más ventaja de la ciencia del enrarecimiento que de cualquier otra.

P. 77. ¿De qué materia está compuesto el firmamento o la extensión?

R. El firmamento es propiamente el aire, del cual la esencia es mucho más conveniente ala luz que al agua.

P. 78. Después de haber separado las aguas de lo seco y de la tierra, ¿qué hizo el Creador para dar lugar a las generaciones?

R. Creó una luz especial destinada a esta causa, la cual colocó en el fuego central, y temperó este fuego por la humedad del agua y la frescura de la tierra, con el fin de reprimir su acción y que su calor fuera más conveniente al designio de su Autor.

P. 79. ¿Cuál es la acción de este fuego central?

R. Actúa continuamente sobre la materia húmeda que está más próxima, de la cual hace elevar un vapor, que es el mercurio de la esencia y de la primera materia de los tres reinos.

P. 80. ¿Cómo se forma enseguida el Azufre de la esencia?

R. Por la doble acción o mas bien reacción de este fuego central sobre este vapor mercurial.

P. 81. ¿Cómo se hace la sal marina?

R. Se forma por la acción de este mismo fuego sobre la humedad acuosa; en el momento que la humedad aérea que está allí encerrada llega a exhalarse.

P. 82. ¿Qué debe hacer un Filósofo verdaderamente sabio, una vez que ha comprendido bien el fundamento y el orden que observa el Gran Arquitecto del Universo para la construcción de todo lo que existe en la naturaleza?

R. Debe ser, tanto como pueda, un copista fiel de su creador; en su obra física, debe hacer su caos tal como lo fue efectivamente; separar la luz de las tinieblas; formar su firmamento separador de las aguas con las aguas, y consumar al fin perfectamente, siguiendo la marcha indicada, toda la obra de la creación.

P. 83. ¿Con qué se hace esta gran y sublime operación?

R. Con un sólo corpúsculo o pequeño cuerpo, que no contiene, por así decirlo, sino fecas, suciedades, abominaciones, del cual se extrae cierta humedad tenebrosa y mercurial, que comprende en sí todo lo que es necesario al Filósofo, porque él no busca en efecto sino el Verdadero Mercurio.

P. 84. ¿De cuál Mercurio debe pues servirse para la obra?

R. De un mercurio que no se encuentra tal como sobre la tierra, pero que se extrae de los cuerpos, y para nada del Mercurio Vulgar, como ha sido dicho.

P. 85. ¿Por qué este último no es el más apropiado a nuestra obra?

R. Porque el Sabio Artista debe poner atención que el Mercurio Vulgar no contiene en sí la cantidad suficiente de azufre y que, por consecuencia, debe trabajar sobre un cuerpo creado por la esencia, en el cual ella misma habrá unido juntos el azufre y el mercurio, los cuales el Artista debe separar.

P. 86. ¿Qué debe hacer enseguida?

R. Purificarlos y reunirlos de nuevo.

P. 87. ¿Cómo llama usted a ese cuerpo?

R. Piedra Bruta, o caos, o heliasta, o hylé.

P. 88. ¿Es la misma piedra bruta cuyo símbolo caracteriza nuestros primeros grados?

R. Sí, es la misma que los Masones trabajan para desbastar, y de la cual buscan retirarlo superfluo; esta piedra bruta es, por decirlo así, una porción de este primer caos, o masa confusa conocida, pero despreciable de cada uno.

P. 89. Puesto que usted me dice que el mercurio es la única cosa que el Filósofo debe conocer, para no equivocarse al respecto, deme una descripción circunstanciada.

R. Nuestro mercurio, tenida en consideración su esencia, es doble, fijo y volátil; en atención a su movimiento, él es doble también porque tiene un movimiento de ascenso y uno de descenso:  por este de descenso, es la influencia de las plantas, por el cual despierta el fuego de la esencia adormecida, y éste es su primer oficio antes de su congelación; por el movimiento de ascenso, él se eleva para purificarse, y como está después de su congelación, es considerado entonces como lo húmedo radical de las cosas,el cual debajo de viles escorias no deja de conservar la nobleza de su primer origen.

P. 90. ¿Cuánto se cuenta de húmedo en cada compuesto?

R. Hay de tres: 1º el elemental, que no es propiamente sino el contenedor de los otros elementos; 2º el radical, que es propiamente el aceite, o el bálsamo en el cual reside toda la virtud del sujeto; 3º el alimentario, es el verdadero disolvente de la esencia, excitando el fuego interno, adormecido, causando por su humedad la corrupción y la negritud, y manteniendo y alimentando al sujeto.

P. 91. ¿Cuántas clases de mercurio tienen los Filósofos?

R. El mercurio de los Filósofos puede considerarse bajo cuatro puntos de vista; al primero se lo llama el mercurio de los cuerpos, este es precisamente el germen oculto; al segundo, el mercurio de la esencia; es el vaso o cáliz de los Filósofos, dicho de otra forma lo húmedo radical; al tercero, el mercurio de los Filósofos, porque se encuentra en su tienda y en su mina; es la esfera de Saturno; es su Diana; es la verdadera sal de los metales, después del cual, cuando se ha adquirido, comienza solamente la verdadera obra filosófica; al cuarto enfoque, se le llama el mercurio común, no porque sea vulgar, sino que éste es propiamente el verdadero aire de los filósofos, la verdadera media sustancia del agua, el verdadero fuego secreto y oculto, denominado el Fuego Común, a causa de que él es común a todas las minas, que en él consiste la substancia de los metales, y que es de él que ellos sacan su cantidad y calidad.

P. 92. ¿Por qué los Masones tienen veneración, y expresamente el septenario, por los números impares?

R. Porque la esencia, que se complace en sus propios números, se satisface del número misterioso de siete, sobre todo en las cosas subalternas, o que dependen del globo lunar; la luna nos hace ver sensiblemente un número infinito de alteraciones y de vicisitudes en número de siete.

P. 93. ¿Cuántas operaciones hay en vuestra obra?

R. No hay sino una sola, que se reduce a la sublimación que no es otra cosa, según Geber, que la elevación de la cosa seca por medio del fuego con adherencia a su propio contenedor.

P. 94. ¿Qué precaución se debe tomar al leer a los Filósofos Herméticos?

R. Es necesario sobre todo tener gran cuidado de no tomar lo que dicen a este respecto al pie de la letra, y siguiendo el sonido de las palabras: Porque la letra mata y el espíritu vivifica.

P. 95. ¿Qué libros se deben leer para llegar al conocimiento de nuestra ciencia?

R. Entre los antiguos, es necesario leer particularmente todas las obras de Hermes, enseguida, cierto libro titulado: "El Paso del Mar Rojo” y otro llamado “La Llegada a la Tierra Prometida”. Entre los antiguos, es necesario leer sobretodo a Paracelso, y, entre otros, su Sendero Químico o Manual de Paracelso, que contiene todos los misterios de la física demostrativa y de la más secreta cábala; este libro manuscrito, precioso y original, no se encuentra sino en la Biblioteca del Vaticano; pero Sendivogius ha tenido la fortuna de sacar una copia, la cual ha servido para iluminar a alguno de los Sabios de nuestra Orden. 2º. Es necesario leer a Raymond Lulle, y sobre todo su Vade mecum, su diálogo llamado Lignum Vitae, su testamento y su codicilo; pero hay que ponerse en guardia respecto de estas dos últimas obras, porque, así como las de Geber, están llenas

de falsas recetas, así como las obras de Arnauld de Villeneuve. Su objetivo, en aquello,habría sido, según toda apariencia, de disfrazar más la verdad a los ignorantes. 3º El “Turba Philosophorum”, que no es sino un montón de autores antiguos, conteniendo una parte bastante buena, aunque tenga bastantes cosas in valor. 4º Entre los autores de la Edad Media, se debe estimar a Zacarías, Trevisano, Roger Bacon y un cierto anónimo, cuyo libro tiene por título: “Filósofos”. Entre los autores modernos, se debe hacer caso de Jean Fabre, francés de origen, y de Despagnet, o del autor de la “Física Restituida”,aunque a decir verdad, haya mezclado en su libro algunos falsos preceptos y sentimientos erróneos.

P. 96. ¿Cuándo un Filósofo puede arriesgarse a emprender la obra?

R. Cuando sepa por teoría obtener de un cuerpo disuelto por medio de un espíritu crudo, un espíritu maduro, el cual será necesario de nuevo reunirlo al aceite vital.

P. 97. Explíqueme esta teoría más claramente.

R. Para hacer la cosa más comprensible, he aquí el procedimiento: esto será cuando el Filósofo sepa, por medio de un menstruo21 vegetal unido a lo mineral, disolver un tercer menstruo esencial, con el cual reunidos será necesario lavar la tierra y exaltarlo enseguida como quintaesencia celeste, para componer su rayo sulfuroso, el cual en un instante penetra los cuerpos y destruye sus excrementos.

P. 98. ¿Cómo damos, en nuestros elementos masónicos, los rudimentos de esta quintaesencia celeste?

R. Por el símbolo de la Estrella Flamígera, que designamos como fuego central y vivificador.

P. 99. Los que pretenden servirse del oro vulgar para el germen y del mercurio vulgar para el disolvente, o para la tierra en la cual debe ser sembrado, ¿tienen un perfecto conocimiento de la esencia?

R. Verdaderamente no, porque ni el uno ni el otro tienen en ellos el agente externo; el oro, por haber sido despojado por la decocción, y el mercurio por no haberlo jamás tenido.

P. 100. Buscando esta semilla aurífera en otra parte que en el oro mismo, ¿no se arriesga a producir una especie de monstruo, pues pareciera que se aparta de la esencia?

R. No hay ninguna duda que en el oro está contenida la semilla aurífera, e incluso más perfectamente que en ningún otro cuerpo: pero esto no nos obliga a servirnos del oro vulgar, porque esta semilla se encuentra también igualmente en cada uno de los otros metales, y esto no es otra cosa que este grano fijo, que la esencia ha introducido en la primera congelación del mercurio, todos los metales teniendo un mismo origen, y una materia común, así como lo conocerán perfectamente en el grado siguiente los que se hagan dignos de recibirlo por su aplicación y un estudio asiduo.

P. 101. ¿Qué se deduce de esta doctrina?

R. Nos enseña que, aunque el germen sea más perfecto en el oro, sin embargo él se puedeextraer bastante más fácilmente de otro cuerpo que del oro mismo. La razón es que losotros cuerpos son bastante más abiertos, menos digeridos y su humedad menos acabada.

P. 102. Deme un ejemplo tomado de la naturaleza.

R. El Oro Vulgar se parece a un fruto, el cual, llegado a una perfecta madurez, ha sido separado del árbol, y que aunque haya en él una semilla muy perfecta y muy madura, a pesar de esto, si alguien, para multiplicarla, la metiera en la tierra, sería necesario mucho más tiempo, sacrificio, cuidados, para conducirla hasta la Vegetación. Pero si, en lugar de eso, se tomara un brote o una raíz del mismo árbol y se la metiera en la tierra, se la vería en poco tiempo y sin dificultad vegetar y proporcionar muchos frutos.

P. 103. ¿Es necesario, a un aficionado a esta ciencia, conocer la formación de los metales en las entrañas de la tierra, para llegar a formar su obra?

R. Este conocimiento es tan necesario, que, si antes de todo otro estudio, no se lo aplicara, y no se buscara imitar a la esencia en todo punto, nunca se podría llegar a hacer nada bueno.

P. 104. ¿Cómo la esencia forma los metales en las entrañas de la tierra y de qué los compone?

R. La esencia los compone todos de azufre y de mercurio y los forma por su doble vapor.

P. 105. ¿Qué entiende usted por este doble vapor y cómo por este doble vapor los metales pueden ser formados?

R. Para entender bien esta respuesta, es necesario saber de antemano que el vapor mercurial, unido al vapor sulfuroso en un lugar cavernoso donde se encuentra un agua salada que les sirve de matriz, se forma primeramente el vitriolo de esencia; en segundo lugar, de este vitriolo de esencia, por la conmoción de los elementos, se eleva un nuevo vapor, que no es ni mercurial ni sulfuroso, pero que tiene dos esencias, el cual, llegando a los lugares donde adhiere la grasa del azufre, se une con él y de su unión se forma una sustancia glutinosa o masa informe; sobre la cual el vapor expandido en estos lugares cavernosos actuando por medio del azufre que ella contiene, resultan metales perfectos si el lugar y el vapor son puros, e imperfectos si, al contrario, el lugar y el vapor son impuros; se les llama imperfectos o no perfectos, por no haber recibido su entera perfección por la cocción.

P. 106. ¿Qué contiene en sí este vapor?

R. Contiene un espíritu de luz y de fuego de la esencia de los cuerpos celestes, el cual debe ser propiamente considerado como la forma del universo.

P. 107. ¿Qué representa este vapor?

R. Este vapor así impregnado del espíritu universal, que no es otro que la verdadera Estrella Flamígera, representa bastante bien el primer caos, en el cual se encontraba encerrado todo lo que era necesario a la creación, es decir, la materia y la forma universal.

P. 108. ¿No se puede tampoco emplear el argento vivo vulgar en este procedimiento?

R. No, porque como ya se dijo, el argento vivo vulgar no tiene con él al agente externo.

P. 109. ¿Cómo esto es designado en la Masonería?

R. Por la palabra vulgar o profano; al nombrar de esta forma todo sujeto que no es conveniente a la obra masónica. Es en este sentido que conviene entender la copla: “Usted que del vulgar estúpido, etc.”. Es llamado estúpido porque no tiene Vida en sí.

P. 110. ¿De donde se saca que el argento vivo vulgar no tiene con él su agente externo?

R. Desde el momento de la elevación del doble vapor, la conmoción es tan grade y tan sutil, que ella hace evaporar el espíritu o el agente, tan pronto como llega a la fusión de los metales: de suerte que la única parte mercurial permanece privada de su macho o agente sulfuroso, lo que hace que ella no pueda nunca ser transmutada en oro por la esencia.

P. 111. ¿Cuántas clases de oro distinguen los Filósofos?

R. Tres clases: el oro astral, el oro elemental y el oro vulgar.

P. 112. ¿Qué es el oro astral?

R. El oro astral tiene su centro en el Sol, quien lo comunica por sus rayos, al mismo tiempo que su luz, a todos los seres que le son inferiores: es una sustancia ígnea y que recibe una continua emanación de corpúsculos solares que penetran todo lo que es sensitivo, vegetativo y mineral.

P. 113. ¿Es en este sentido que es necesario considerar al Sol pintado en el panel de los primeros grados de la Orden?

R. Sin dificultad: todas la otras interpretaciones son velos para disfrazar al candidato las verdades filosóficas que él no debe percibir completamente al primer golpe de vista y sobre las cuales es necesario que su espíritu y sus meditaciones se ejerzan.

P. 114. ¿Qué entiende usted por oro elemental?

R. Es la más pura y la más fija porción de los elementos y de todas las sustancias que son compuestas; de suerte que todos los seres sublunares de los tres géneros contienen en su centro un precioso grano de este oro elemental.

P. 115. ¿Cómo es representado entre nuestros Hermanos Masones?

R. Así como el Sol en el panel indica el oro astral, la Luna significa su reino sobretodos los cuerpos sublunares que le son subyacentes, conteniendo en su centro el grano fijo de oro elemental.

P. 116. Explíqueme el oro vulgar.

R. Es el más hermoso metal que podamos ver y que la naturaleza pueda producir, tan perfecto en sí como inalterable.

P. 117. ¿Dónde encuentra su designación en los símbolos del Arte Real?

R. En las tres medallas, etc., el triángulo, el compás y todas las otras joyas o instrumentos representativos como de oro puro.

P. 118. ¿De qué especie de oro es la piedra de los Filósofos?

R. Es de la segunda especie, como siendo la más rara porción de todos los elementos metálicos después de su purificación y entonces es llamado oro vivo filosófico.

P. 119. ¿Qué significa el número cuatro adoptado en el gran Escocismo de San Andrés de Escocia, el complemento de las progresiones masónicas?

R. Aparte del perfecto equilibrio y la perfecta igualdad de los cuatro elementos en la Piedra física, significa cuatro cosas que es indispensable hacer para el cumplimiento de la obra, que son: composición, alteración, mezcla y unión, las cuales, una vez hechas en las reglas del arte, darán el hijo legítimo del Sol y producirán el Fénix siempre renaciente de sus cenizas.

P. 120. ¿Qué es propiamente el oro vivo de los Filósofos? 

R. No es otra cosa que el fuego del Mercurio, o esta virtud ígnea encerrada en lo húmedo radical, al cual ya ha comunicado la estabilidad y la esencia del azufre, de donde ha emanado: el azufre de los Filósofos no deja de ser también llamado Mercurio, a causa deque toda su sustancia es mercurial.

P. 121. ¿Qué otro nombre los Filósofos dan a su oro vivo?

R. Lo llaman también su azufre vivo, o su verdadero fuego, y él se encuentra encerrado en todo cuerpo y ningún cuerpo puede subsistir sin él.

P. 122. ¿Dónde es necesario buscar nuestro oro vivo, o nuestro azufre vivo y nuestro verdadero fuego?

R. En la casa del Mercurio.

P. 123. ¿De qué vive este fuego?

R. Del aire.

P. 124. Deme una comparación del poder de este fuego.

R. Para expresar esta atracción del fuego interno, no se puede dar una mejor comparación que la del relámpago, que no es al comienzo sino una exhalación seca y terrestre, unida a un vapor húmedo, pero que, a fuerza de exaltarse, viene a adquirir la esencia ígnea, actúa sobre lo húmedo que le es inherente, lo cual atrae hacia sí y transmuta en su esencia, después de lo cual se precipita con rapidez hacia la tierra, donde es atraído por una naturaleza fija semejante a la suya.

P. 125. ¿Qué debe hacer el Filósofo después que haya extraído su mercurio?

R. Debe conducirlo o reducirlo de potencia en acto. 

P. 126. ¿La esencia no puede hacerlo ella misma?

R. No, porque después de una primera sublimación, se detiene; y de la materia así dispuesta se engendran los metales.

P. 127. ¿Qué entienden los Filósofos por su oro o por su plata?

R. Los Filósofos dan el nombre de oro a su azufre y el de plata a su mercurio.

P. 128. ¿De dónde los sacan?

R. Ya os he dicho que los sacan de un cuerpo homogéneo donde se encuentran en abundancia y de donde los saben extraer al uno y al otro por un medio admirable y del todo filosófico.

P. 129. Una vez que esta operación sea debidamente hecha ¿qué debe hacerse enseguida?

R. Se debe hacer su amalgama filosófica con una muy grande industria, la cual, partiendo, no se puede ejecutar sino después de la sublimación del mercurio y su debida preparación.

P. 130. ¿En qué tiempo une usted su materia con el oro vivo?

R. No es en el tiempo que se lo amalgama, es decir: por medio de esta amalgama, se introduce en él al azufre, para no constituir sino una sola sustancia, y, por la adición de este azufre, la obra es condensada y el extracto aumentado.

P. 131. ¿Qué contiene el centro de lo húmedo radical?

R. Contiene y oculta el azufre, que es cubierto de una corteza dura.

P. 132. ¿Qué es necesario hacer para aplicarlo a la gran obra?

R. Es necesario sacarlo de sus prisiones con mucho arte y por la vía de la putrefacción.

P. 133. ¿La esencia tiene en las minas un menstruo conveniente, propio a disolver y a liberar el Azufre?

R. No: a causa que él no tiene un movimiento local; porque si ella pudiera de nuevo disolver, pudrir y purificar el cuerpo metálico, nos daría ella misma la Piedra física, es decir un azufre exaltado y multiplicado en virtud.

P. 134. ¿Cómo me explicaría usted mediante un ejemplo esta doctrina?

R. Es una vez más por la comparación de un fruto o de un grano, que es de nuevo puesto enuna tierra conveniente para allí pudrir y enseguida para multiplicarse. Ahora, el Filósofo, quien conoce el buen grano, lo saca de su centro, lo lanza en la tierra que lees Propia, después de haberla bien fertilizado y preparado, y allí se sutiliza de tal manera, que su virtud prolífica se extiende y se multiplica hasta el infinito.

P. 135. ¿En qué consiste pues todo el secreto para la semilla?

R. En conocer la tierra que le es apropiada.

P. 136. ¿Qué entiende usted por la semilla en la obra de los filósofos?

R. Entiendo lo cálido innato, o el espíritu específico encerrado en lo húmedo radical, ola sustancia media del argento vivo, que es propiamente el esperma de los metales, el cual encierra en sí su semilla.

P. 137. ¿Cómo saca usted el azufre de sus prisiones?

R. Por la putrefacción.

P. 138. ¿Cuál es la tierra de los minerales?

R. Es su propio menstruo.

P. 139. ¿Qué cuidado debe tener el filósofo para sacar partido de lo que desea?

R. Es necesario que tenga gran cuidado de purgarlo de sus vapores fétidos y azufres impuros, después de lo cual se lanza allí la semilla.

P.140. ¿Qué indicio puede tener el artista de que está en el buen camino para comenzar su obra?

R. Cuando vea que al momento de la disolución, el solvente y la cosa disuelta permanecen unidas bajo una misma forma y materia.

P. 141. ¿Cuántas soluciones hay en la obra filosófica?

R. Hay tres, número por esta razón misterioso y respetable a los Masones. La primera es la del cuerpo crudo y metálico, por el cual es reducido en sus principios de azufre y argento vivo; la segunda, la del cuerpo físico; y la tercera, la de la tierra mineral.

P. 142. ¿Cómo, por la primera solución, se puede reducir un cuerpo metálico en mercurio y después en azufre?

R. Por el fuego oculto artificial o Estrella Flamígera.

P. 143. ¿Cómo se hace esta operación? 

R. Sacando para empezar del sujeto el mercurio, o el vapor de los elementos, y, después de haberlo purificado, utilizarlo para sacar el azufre de sus envolturas, por la vía de la corrupción, cuyo signo es la negritud.

P. 144. ¿Cómo se hace la segunda solución?

R. Cuando el cuerpo físico se disuelve con las dos sustancias susodichas y adquiere la esencia celeste.

P. 145. ¿Qué nombre dan los filósofos a la materia en ese momento?

R. La llaman su Caos físico (o más exactamente filosófico) y para entonces es la verdadera primera materia, que no es propiamente tal sino después de la unión del macho, que es el azufre, y de la hembra, que es el mercurio, y no antes.

P. 146. ¿Con qué se relaciona la tercera solución?

R. Es la humectación de la tierra mineral, y tiene una completa relación con la multiplicación.

P. 147. ¿Es en este sentido que es necesario entender la multiplicación usada en los números masónicos?

R. Sí, especialmente la del número tres, para conducirlo a su cubo, por las progresiones conocidas de 3, 9, 27, 81.

P. 148. ¿De cuál fuego debe servirse nuestra obra?

R. Del fuego del cual se sirve la esencia.

P. 149. ¿Qué poder tiene este fuego?

R. Disuelve todas las cosas en el mundo, porque es el principio de toda disolución y corrupción,

P. 150. ¿Por qué se le llama también mercurio?

R. Porque es de naturaleza aérea y de una esencia muy sutil participando sin embargo del azufre, de dónde él ha sacado alguna suciedad.

P. 151. ¿Dónde está oculto este fuego?

R. Está oculto en el sujeto del arte.

P. 152. ¿Quién es el que puede conocer y formar este fuego?

R. El Sabio sabe construir y purificar este fuego.

P. 153.¿Qué poder y calidad tiene este fuego en sí mismo?

R. Es muy seco y en un continuo movimiento y no desea sino corromper y hacer avanzar las cosas de potencia en acto; es él al fin que, encontrándose en las minas de los lugares sólidos, circula en forma de vapor sobre la materia y la disuelve.

P. 154. ¿Cómo se conocería más fácilmente este fuego?

R. Por los excrementos sulfurosos donde está encerrado y por la vestimenta salina de la cual está recubierto.

P. 155. ¿Qué es necesario a este fuego para que pueda insinuarse mejor en el género femenino?

R. A causa de su extrema sequedad, tiene necesidad de ser humectado.

P. 156. ¿Cuántos fuegos filosóficos hay?

R. Hay de tres clases, que son el natural, el innatural y el contra natura.

P. 157. Explíqueme estas tres clases de fuegos.

R. El fuego natural es el fuego masculino, o el agente principal; el innatural es el femenino, o el solvente de esencia, nutriendo y tomando la forma de humo blanco, el cual se disipa fácilmente cuando está bajo esta forma, si no se ha tomado buen cuidado y es casi incomprensible, aunque, por la sublimación filosófica, llega a ser corporal y resplandeciente; el fuego contra natura es el que corrompe lo compuesto y tiene el poder de desatar lo que la esencia había fuertemente ligado.

P. 158. ¿Dónde se encuentra nuestra materia?

R. Se encuentra por todas partes, pero es necesario buscarla especialmente en la naturaleza metálica, donde ella se encuentra más fácilmente que en otro sitio.

P. 159. ¿Cuál se debe preferir antes que las otras?

R. Se debe preferir la más madura, la más apropiada y la más fácil, pero es necesario tener cuidado sobre todo que la esencia metálica esté no solamente en potencia, sino también en acto, y que haya allí un esplendor metálico.

P. 160. ¿Está todo encerrado en este sujeto?

R. Sí, pero es necesario sin embargo ayudar a la naturaleza, a fin de que la obra seamejor y más bien hecha, y aquello por los medios que se conoce en los otros Grados.

P. 161. ¿Este sujeto tiene un gran valor?

R. Él es vil y no tiene para empezar ninguna elegancia en sí, y si algunos dicen que es corruptible, ellos tienen en cuenta a la especie, pero en el fondo no se corrompe en absoluto, porque él no es útil sino para nuestra obra.

P. 162. ¿Qué contiene nuestra materia?

R. Contiene la sal, el azufre y el mercurio.

P. 163. ¿Cuál es la operación que se debe aprender a hacer?

R. Es necesario saber extraer la sal, azufre y mercurio uno después de otro.

P. 164. ¿Cómo se hace aquello?

R. Por la sola y completa sublimación.

P. 165. ¿Qué se extrae primero?

R. Se saca primero el mercurio en forma de humo blanco.

P. 166. ¿Qué viene después?

R. El agua ígnea o el azufre.

P. 167. ¿Qué es necesario hacer enseguida?

R. Es necesario disolverlo con la sal purificada, volatilizando primero lo fijo, y después fijando lo volátil en tierra preciosa, la cual es el verdadero cáliz de los filósofos y de toda perfección.

P. 168. ¿No podría proporcionarnos de una vez y reunir como en un solo punto, los principios, las formas, las verdades y los caracteres esenciales de la ciencia de los Filósofos, así como el procedimiento metódico de la obra?

R. Un trozo lírico, compuesto por un antiguo filósofo, que reunía la solidez de la ciencia con el talento agradable de juguetear con las Musas, puede cumplir desde todo punto de vista lo que usted me solicita: ninguna ciencia puede ser efectivamente extraña a los hijos de la Ciencia, y esta Oda, aunque en lengua italiana, la más apropiada a describir ideas sublimes, encuentra aquí su lugar.

P. 169. ¿Qué hora es cuando el Filósofo comienza su trabajo?

R. El alba, porque él no debe nunca relajar su actividad.

P. 170. ¿Cuándo reposa?

R. Cuando la obra está perfecta.

P. 171. ¿Qué hora es al término de la obra?

R. Mediodía pleno; es decir, el instante cuando el Sol está con su mayor fuerza y el hijo de este astro en su más brillante esplendor.

P. 172. ¿Cuál es la palabra clave?

R. Usted sabe que si puedo y debo responder a la pregunta, reservo la palabra.

P. 173. Déme la consigna de los Filósofos.

R. Comience, yo le responderé.

P. 174. ¿Es usted aprendiz de Filósofo?

R. Mis amigos y los Sabios me conocen.

P. 175. ¿Cuál es la edad de un Filósofo?

R. Desde el instante de sus búsquedas, hasta el de sus descubrimientos: el no envejecepara nada.

Traducción al español: Julio Pauls

 

COMENTARIO

Théodore-Henry, barón de Tschudy, o de Tschoudy (1727-1769) nació en Metz (Francia) de una familia de origen suizo. En Metz fue Venerable de la «Logia Antigua» y Orador en una logia en San Petesburgo. En su Dictionnaire de la Franc-Maçonnerie, D. Ligou dice que en 1752, y fruto de un viaje que hizo a Italia, Tschoudy publicará dos obras en las que critica abiertamente las condenaciones papales contra la Masonería: L'Etrenne au pape des Franc-Maçons vengés, y Le Vatican Vengé.

Masón de su tiempo, crea el que fuera llamado "Rito de Tschoudy", o "Rito de la Estrella Flamígera que desarrolla en su obra L'Etoile Flamboyante. En ella se pone de manifiesto el interés del barón de Tschoudy por la Gran Obra alquímica, formando parte de esa corriente de masones del siglo XVIII que consideraba a la Masonería integrada dentro de la gran Tradición Hermética. Tschoudy creó el Rito de la Estrella Flamígera basándose en alquimistas como El Cosmopolita, Limojon de Saint-Didier y Marco Antonio Crassellame. Tschoudy estuvo también relacionado con otras sociedades como Los Hermanos de Aloya, La Fraternidad de Jerusalén o Los Caballeros de Oriente. Hay que señalar la relación del barón Tschoudy con la Société du Grand Oeuvre y la Société des Illuminésd'Avignon, sociedades que agrupaban a personajes como Dom Pernety (no confundirlo con dom Jacques Pernety, primo suyo, que fundaría en Londres la «Logia de los Teósofos iluminados»), Emmanuel Swedenborg, el conde Thaddeus Leszczy Grabianka, Benedict Chastanier, Kerdanec de Pornic, Fabre du Bosquet (autor de la Concordancia Mito-Físico-Cábalo-Hermética), etc. En la misma línea que Tschoudy, dom Antoine-Joseph Pernety, autor de dos de los textos de alquimia más leídos y citados como el Diccionario Mitohermético (1758) y las Fábulas egipcias y griegas explicadas y reducidas a un mismo principio (1758) o Rituel alchimique secret du grade de vrai macón (1770).

En la Estrella Flamígera (1766) encontramos enseñanzas alquímicas transmitidas en forma de ritual masónico. Con ello, su autor quiso devolver el sentido alquímico-hermético tanto a la iniciación como a los símbolos masónicos. Para Tschoudy el propósito de la Masonería es «el conocimiento del arte de perfeccionar lo que la naturaleza ha dejado imperfecto en el género humano y llegar al tesoro de la verdadera moral» (R. 62), una definición clásica de la alquimia. Refiriéndose a la iniciación al primer grado, Tschoudy nos dice que «con ocasión de la primera iniciación del candidato al grado de aprendiz, cuando se le despoja de todo metal y mineral y, en los límites de la decencia, se le quita parte de su ropa. Se trata de una analogía con las superfluidades, superficies o escorias que hay que apartar de la materia para hallar la simiente»(R. 30). Nos hallamos aquí ante una descripción del «despojamiento de los metales» que tienenlugar en la iniciación del Aprendiz que ha pasado por la Cámará de Reflexión donde, entre otras cosas, medita sobre el significado de V.I.T.R.I.O.L. Para los alquimistas, esta palabra significaba Visita el Interior de la Tierra, Rectificando Hallarás la Piedra Oculta.

Es interesante el paralelismo entre esta iniciación en que el neófito es despojado de los metales y de la ropa y la experiencia vivida por Moisés ante la Zarza ardiente (¿por qué no llamarla también «flamígera»?), cuando Dios le dice: «quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada». Se trata obviamente del paso de lo profano a lo sagrado.Otra cuestión que no deja de sorprenderme es que el símbolo que da título a este libro es en realidad un símbolo del segundo grado, el de Compañero ¿Por qué la introduce Tschoudy en un ritual de primer grado? La Estrella Flamígera es, para Tschoudy, un emblema del «espíritu volátil que realiza su trabajo en los cuerpos y que el espíritu universal anima» (R. 8) y representa «El soplo divino, el fuegocentral y universal que vivifica todo lo que existe» (R. 9). La Estrella Flamígera coincide con lo que los alquimistas denominan «fuego oculto». La Estrella Flamígera, como la rosa decinco pétalos, «evoca el acceso al quinto elemento (el Éter), oculto en la cavidad del corazón».

Extractado del Estudio Preliminar de Juli Peradejordi al barón Tschoudy, La estrella flamígera: catecismo o instrucción para el grado de adepto o aprendiz filósofo sublime y desconocido, Barcelona, 2005.