CAPÍTULO 12: SOCIOBIOLOGÍA
Objetivos: Con este capítulo pretendemos que los estudiantes de psicología sean capaces de reconocer que, muchas veces, la explicación de la conducta es la misma para el hombre que para el resto de los animales: unos y otros desplegamos innumerables actividades y gastamos enormes cantidades de energía para conseguir nuestros fines. Según la Sociobiología, esos fines son de carácter reproductivo. Para ilustrar este hecho, el de que la conducta tiene como objetivo promover el éxito reproductivo, se proporcionan datos y se desarrolla una serie de conceptos que permiten demostrar esta relación: esfuerzo reproductivo, altruismo reproductivo, grado de aprentesco, selección sexual, estrategia evolutivamente estable, etc. Esquema:
El objetivo de la sociobiología es estudiar la función biológica de la conducta social. Recuérdese que el estudio de la función de la conducta (el para qué) ya se estudió en el capítulo 11 (Etología). Podríamos decir que la sociobiología acota más su campo de estudio que la etología, puesto que se centra en la conducta social, la que un individuo emite en relación con otro u otros congéneres (individuos de la misma especie). Podría decirse que la sociobiología estudia en qué medida la conducta social determina el éxito reproductivo; ahora el éxito reproductivo se define como aptitud inclusiva, que incluye, además de la aptitud darwiniana (número de descendientes directos: hijos), la cantidad de copias de genes propios que pasan a la siguiente generación a través de familiares consanguíneos diferentes de los propios hijos (hermanos, sobrinos, nietos, primos, etc.). Por eso, si se quiere entender la estrategia investigadora de la sociobiología, es esencial entender el concepto de relación genética (r) o parentesco genético: porque la relación genética (r: porcentaje de alelos idénticos que poseen dos o más individuos) constituye la variable independiente en todos los estudios sociobiológicos. Esto significa que la relación genética es el factor clave para explicar la conducta social: la conducta maternal se explica por la relación genética entre madre e hijo (la madre y el hijo comparten, en las especies diploides, el 50 % de sus alelos), la conducta de las obreras de los himenópteros (abejas y hormigas), que cuidan de sus hermanas pequeñas en vez de tener, a su vez, hijos propios, se explica porque comparten con ellas el 75 % de los genes (se trata de especies haplodiploides: los machos son haploides y las hembras diploides) mientras que con sus hijos sólo comparten el 50 %, etc. El concepto de altruismo genético está en el origen de la sociobiología por la sencilla razón de que parecía representar una refutación de la teoría de la evolución por selección natural: si algunos individuos renuncian a tener éxito reproductivo darwiniano (renuncian a tener hijos propios), se supone que si esta conducta está en alguna medida determinada genéticamente, es obvio que esos genes desaparecerán porque los individuos que los portaban no los trasmiten a la descendencia (no tienen descendencia), de forma que la conducta altruista tenderá a desaparecer. ¿Cómo es posible que exista altruismo como el de las abejas obreras? ¿o el de las termitas? ¿o el de las ratas topo lampiñas? ¿o el de los perros salvajes de la sabana (Lycaon pictus)? La respuesta está en la redefinición que se hace del concepto de éxito reproductivo: la aptitud inclusiva sirve para explicar que la conducta altruista se mantiene en las poblaciones animales porque los familiares cuya supervivencia se promueve con el altruismo son portadores de copias de genes (alelos) de los altruistas. A lo largo de las páginas del capítulo dedicado a la sociobiología se hace amplia mención a la selección sexual. Ello es debido a que, por una parte, la selección sexual implica una relación conductual entre congéneres y, por otra parte, a que la selección sexual es determinante del éxito reproductivo. Dado que el éxito reproductivo de los machos depende del número de hembras que puedan fecundar, mientras que el éxito reproductivo de la hembras depende sobre todo de su capacidad para sacar adelante a sus crías, cabe pronosticar que las estrategias conductuales de machos y hembras serán diferentes: a eso se debe el que la selección sexual sea diferente para cada sexo y también ese diferente modo de lograr el éxito reproductivo va a ser importante a la hora de explicar las diferentes estrategias reproductoras: poligínica, monogámica, poliándrica, etc. En último extremo, la selección sexual se define como el conjunto de estrategias conductuales encaminadas a promover al máximo el propio éxito reproductivo a través del otro miembro de la pareja. En el contexto de la lucha por los recursos reproductivos se pueden encuadrar otras conductas sociales, por más incómodo que pueda ser aceptarlo cuando afecta la especie humana: el infanticidio, el conflicto entre hermanos y entre padres e hijos, la agresión y la territorialidad.También habría que haber incluido, pero no se ha hecho, conductas de tipo cooperativo, en tanto en cuanto también la cooperación se da entre animales (y, por supuesto, entre los humanos) y también se puede demostrar que muchas veces esa cooperación se da entre individuos no emparentados genéticamente y, a su vez, promueve el éxito reproductivo de los individuos que la manifiestan. El concepto de estrategia evolutivamente estable (EEE) se aplica a las interacciones sociales (cooperativas o agresivas) que se dan en las poblaciones y significa que cuando la mayoría de los integrantes de la población despliega una determinada estrategia conductual, cualquier individuo que despliegue otra distinta tendrá menos éxito reproductivo; cuando esto no es así, es decir, cuando un individuo que no se amolda a la conducta mayoritaria puede tener más éxito reproductivo que alguno de los que sí lo hacen, se dice que la estrategia mayoritaria no es evolutivamente estable.
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