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Los neandertales y el paisaje prehistórico protagonizan la primera jornada del curso de verano de UNED Asturias en Ribadesella
El presidente de la Asociación Cultural de Amigos de Ribadesella, Alejandro Criado; el alcalde de Ribadesella, Paulo García Díaz; el director general de Cultura y Patrimonio del Principado de Asturias, Pablo León Gasalla; el director de UNED Asturias, Juan Carlos Menéndez Mato; y el director del curso, Jesús F. Jordá.
UNED Asturias ha inaugurado la cuarta edición del curso de verano “150 años de investigaciones prehistóricas en el valle del Sella, Asturias”, dirigido por Jesús F. Jordá (UNED) y coordinado por Esteban Álvarez (Universidad de Salamanca), que se desarrolla en el Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillo. El acto inaugural lo ha presidido el director general de Cultura y Patrimonio del Principado de Asturias, Pablo León Gasalla, que ha estado acompañado por el alcalde de Ribadesella, Paulo García Díaz; el director de UNED Asturias, Juan Carlos Menéndez Mato; el presidente de la Asociación Cultural de Amigos de Ribadesella, Alejandro Criado; y el director del curso, Jesús Jordá.
Las dos ponencias de esta primera jornada han estado a cargo de dos profesores de la Universidad del País Vasco: Álvaro Arrizabalaga Valbuena, catedrático de Prehistoria, que ha abordado el tema “Neandertales y humanos modernos en la cornisa cantábrica”, y Naroa García Ibaibarriaga, profesora titular del Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología, que ha disertado sobre “Los microvertebrados y las reconstrucciones paleoclimáticas en la Prehistoria del Valle del Sella”.
En concreto, la ponencia de Álvaro Arrizabalaga ha tratado sobre los avances técnicos y metodológicos que permitieron determinar que “aparentemente no hay una superposición entre los últimos neandertales y los primeros cromañones en el Cantábrico”. Es decir, que en esta zona “no llegaron a coincidir los neandertales con el hombre moderno”, señala el profesor. Tal y como explica, “hay discusión para el resto de la península ibérica, o para sitios concretos de Europa, aunque parece que tampoco, y sí que se produjo ese contacto en Oriente próximo, lógicamente, porque estamos hibridados”. Varias de las cuevas que Arrizabalaga Valbuena tuvo en cuenta para llegar a sus conclusiones son asturianas, fundamentalmente La Güelga y Sopeña, del valle del Sella, y La Viña, del valle del Nalón”.
Por su parte, Naroa García Ibaibarriaga dedicó su intervención al estudio de los microvertebrados “para conocer el paisaje en el que habitaron los seres humanos de la Prehistoria, es decir, con una finalidad arqueológica”. A través de especies como los ratones de campo, que tienen unas apetencias alimenticias muy determinadas, propias de un hábitat concreto, se puede determinar el paisaje. “Si cambia el clima y por tanto el paisaje, ese ratoncillo no va a habitar en esta zona, por lo que trabajamos en función de la ausencia y presencia”. La profesora explica que “las aves rapaces, como los búhos, suelen hacer su hábitat en las cuevas, y parte de su alimentación consiste en la caza de esos ratoncillos. El ave rapaz se come el ratón entero y después regurcija aquella parte que los jugos gástricos no han sido capaces de disolver... Se conforma una bola, la egagrópila, que es escupida por el ave y que está compuesta principalmente por pelo y hueso”. De este modo, “a partir del estudio de esos huesecillos podemos recrear el paisaje en torno a las cuevas”, indica la investigadora.
El curso “150 años de investigaciones prehistóricas en el valle del Sella, Asturias”, que se celebra hasta el viernes, cuenta con el patrocinio de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte del Principado de Asturias, el Ayuntamiento de Ribadesella y la Asociación Cultural Amigos de Ribadesella. Además de ponencias de distintos investigadores, incluye visitas guiadas a las cuevas de Tito Bustillo y Les Pedroses.

