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Gijón, 05 de diciembre de 2023

(actualizado el 19 de diciembre de 2023)

Un curso de UNED Asturias muestra cómo detectar riesgos y mitigarlos para ser “protagonistas de nuestra seguridad”

El ponente, David del Valle Maquinay, director de proyectos sociales, enseñará también a dotarse “de un plan de autoprotección familiar, extensible al entorno vecinal”. La actividad se desarrollará los días 12, 14 y 19 de diciembre, y podrá seguirse presencialmente y online, tanto en directo como en diferido
David del Valle Maquinay.

David del Valle Maquinay.

UNED Asturias ha programado el curso "Autoprotección y Resiliencia Comunitaria", que ofrecerá herramientas para estar más seguros en la llamada “sociedad del riesgo”, según la expresión del sociólogo alemán Ulrich Beck. El curso está dirigido por Julio Rodríguez, profesor-tutor de UNED Asturias y profesor de la Universidad de Oviedo, y cuenta como ponentes con David del Valle Maquinay, director de proyectos sociales. Del Valle Maquinay ofrecerá formación para dotar al alumnado de herramientas y procedimientos proactivos que mejoren su autoprotección y su resiliencia, analizando riesgos y estableciendo medidas mitigadoras de los mismos, como explica en esta entrevista.

¿A qué nos referimos con "autoprotección" y "resiliencia comunitaria" en nuestro contexto?

La autoprotección es la acción de protegernos a nosotros mismos ante sucesos inesperados, y la resiliencia comunitaria es la capacidad que construimos en grupo, partiendo de esa autoprotección, para afrontar eventos adversos con rapidez y garantías, aprendiendo a salir reforzados por el conocimiento adquirido y la experiencia acumulada. Estas dos cualidades se encuentran de actualidad en la redacción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para afrontar amenazas como la escasez de recursos, el cambio climático o la sostenibilidad de los servicios públicos.

¿Por qué es importante trabajar estos aspectos en nuestra sociedad? A priori, puede parecer que es propio de lugares en que se enfrentan peligros más evidentes o llamativos.

Todas las comunidades están sometidas a distintos riesgos, nuestra vulnerabilidad puede ser distinta de la de Francia o Vietnam, pero existe, es importante analizar estos riesgos y prepararnos para que su impacto sea asumible cuando se produzca. La sociedad del riesgo en la que convivimos evoluciona constantemente, generando fortalezas que también pueden ser debilidades, como ejemplo nuestra dependencia digital. Los científicos determinan que los eventos naturales serán cada vez más frecuentes y que una población preparada es el camino para conseguir una mayor sostenibilidad, al asumir el impacto de estos desastres, y mayores oportunidades para que las personas afectadas se sobrepongan y salgan reforzadas.

¿Qué papel juega el tener acceso a información fiable?

En la era digital que vivimos la información está disponible, si bien, en ocasiones debe ser cribada por su volumen y calidad. Numerosas organizaciones públicas y privadas solventes nos ofrecen información sobre la probabilidad de que nuestra zona de residencia se inunde, de que suframos temperaturas extremas o de que una recesión económica impacte en los próximos años. Nuestra capacidad de identificar información fiable nos ayuda a dimensionar los riesgos y a prepararnos para afrontarlos, nos hace protagonistas de nuestra seguridad y disminuye nuestra dependencia.

¿Cuál sería el elemento en que somos más vulnerables, y cómo se podría afrontar mejor a partir del conocimiento que se dará en el curso?

El elemento que nos hace más vulnerables es el conocimiento o, mejor dicho, la falta de este. Cuando una persona va por primera vez a la playa a bañarse no conoce el entorno y no tiene información para valorar el riesgo al que se va a someter, cuando la misma persona tiene experiencia asume conductas seguras. En nuestro día a día, podría decirse que vamos de playa en playa y necesitamos aglutinar información y experiencia para no depender siempre de un tercero y mucha de esta información la tenemos publicada y accesible, solo necesitamos saber gestionar ese conocimiento.

¿Y un ejemplo de resiliencia comunitaria?

Un claro ejemplo sería una comunidad que no necesita asistencia urgente cuando se declara una pandemia, porque está preparada para afrontarla, o que realiza una evacuación ordenada en un incendio y que, ante este, sabe perfectamente qué elementos debe llevar consigo para no depender de un tercero. Una familia que sabe autoprotegerse y prepararse para un viaje al extranjero no solo disfrutará más, también estará generando una cultura segura entre los más pequeños.

¿Qué podría destacar sobre cómo se refleja la autoprotección a nivel legislativo y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible?

Las distintas normativas emanadas desde la Constitución Española han pasado a considerar a la persona desde un sujeto pasivo en materia de su seguridad a un agente proactivo que debe velar por su contribución a protegerse, como se refleja en la Ley 17/2015 de Protección Civil. Este principio de participación viene recogido en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles y más en concreto en el ODS11, que pretende conseguir comunidades más resilientes. Una parte de este objetivo se consigue haciendo partícipes a las personas en las situaciones de crisis que les afectan directamente.

¿Podría destacar a algunos de los expertos que le han iluminado sobre esta cuestión?

La principal lectura que aborda nuestra vulnerabilidad en la sociedad moderna es La sociedad del riesgo de Ulrich Beck, reputado sociólogo que aborda los riesgos de la modernidad y cuya obra podría estar ya desactualizada con la industria 4.0 y la inteligencia artificial, pero cuyos principios son plenamente vigentes. A esta lectura podría precederla la categorización de las necesidades de Abraham Maslow, que sigue siendo una referencia a la hora de cubrir las necesidades de las personas en caso de grandes catástrofes.

¿Cómo le ha ayudado su actividad profesional a conocer de cerca la necesidad de la autoprotección?

 En mi vida laboral, siempre he estado relacionado con la emergencia y la protección civil, y he podido ver personas que se sienten plenamente superadas por la situación, principalmente por no poder preverla o conocerla, otras que no tenían conocimientos ni herramientas para poder participar y otras que intentaban participar de forma errónea, al no tener conocimientos sobre la situación y los peligros. En la mayor parte de las ocasiones, el sentimiento de impotencia es un factor psicológico que agrava el estado de las personas cabeza de familia, al no poder ejercer su derecho y deber de protección sobre el resto de la familia. En cualquier caso, debemos conocer los riesgos a los que estamos expuestos en nuestro día a día, saber cómo mitigarlos e incluso saber cómo autoprotegernos cuando se manifiestan, una conducta que tenemos bastante interiorizada en el caso de los accidentes de tráfico, pero que en otros casos desconocemos.

¿Qué enfoque de trabajo tienen preparado para el curso?

El curso persigue que las personas asistentes sepan identificar los riesgos a los que se exponen en cada situación particular, que conozcan herramientas por las que obtener información de esos riesgos, que aprendan a implementar conductas seguras y a prevenir esos riesgos y que además puedan llegar a obtener un plan de autoprotección familiar que proteja a sus personas más cercanas, incluso a aplicar esta metodología a su entorno vecinal, llegando a conseguir algo que tanto hemos valorado en la pandemia, ayudar y ser ayudados por el entorno más cercano. En definitiva, adquirir el compromiso de colaborar en la protección de uno mismo, de los suyos y de su entorno.

Más información y matrícula

https://extension.uned.es/actividad/idactividad/33815

UNED Asturias. Gijón