La investigación–acción se presenta como una metodología de investigación orientada hacia el cambio educativo y se caracteriza entre otras cuestiones por ser un proceso que como señalan Kemmis y MacTaggart (1988)

  • se construye desde y para la práctica,

  • pretende mejorar la misma a través de su trasformación, al mismo tiempo que procura comprenderla,

  • demanda la participación de los sujetos en la mejora de sus propias prácticas,

  • exige una actuación grupal en la que los sujetos implicados colaboran coordinadamente en todas las fases del proceso de investigación,

  •  implica la realización de un análisis crítico de las situaciones como de las actuaciones, y

  • se configura como una espiral de ciclos de planificación, acción, observación y reflexión.

Desde esta perspectiva podemos señalar como objetivos del Diario los siguientes:

  • Recoger información significativa sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje.
  • Acumular información histórica sobre el aula y el centro.
  • Favorecer actitudes investigativas en el profesor
    • Descripción de sucesos.
    • Detección de problemas.
  • Fomentar la reflexión crítica:
    • Diseño de alternativas (hipótesis).
    • Capacidad de observación, análisis, síntesis…

     El Diario se nos presenta como un instrumento adecuado para reflexionar sobre la enseñanza y para explorar el pensamiento docente -el modo en el que el pensamiento personal práctico del profesor se configura a través de sucesivos intercambios e interrelaciones con su entorno profesional- centrándose fundamentalmente en el estudio del conocimiento práctico, conocimiento construido en la experiencia, y que incluye el conjunto de creencias y valores que permiten conceptualizar la enseñanza. El diario se convierte en un instrumento mediante el cual los profesores pueden plasmar y a continuación reflexionar críticamente su propia actividad teórico-práctica.

Última modificación: 17 de May de 2009